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Buen ejemplo de arquitectura gótica del siglo XIII. El interior se encuentra organizado en tres naves, separadas por pilares octogonales. Estas naves se cubren con bóvedas de crucería y arista, salvo el crucero que lo hace por medio de cúpula. A fines del siglo XVI se le añadió una magnífica torre cuyo responsable fue el tracista Alonso de Tolosa.

Los bienes muebles que atesora constituyen un legado de incalculable valor artístico. De entre ellos destaca una pintura de la Trinidad, de comienzos del siglo XVII; una imagen de San Isidro Labrador, atribuida a Gregorio Fernández; los sepulcros del presbiterio, uno de los cuales corresponde a don Pedro de Acuña; y por último el extraordinario retablo mayor, de principios del XVI, obra del entallador Alonso de Ampudia y con esculturas del Maestro Antonio.

Contiene un interesante museo parroquial donde, por ejemplo, se encuentra la imagen del Ecce Homo, portentosa obra de Diego de Siloé, que antaño presidía la ermita del Cristo.